El síndrome de piernas inquietas (SPI) es un trastorno sensitivomotor común. Muchos estudios epidemiológicos respaldan una elevada prevalencia. Se estima que afecta hasta el 12% de los adultos. Clínicamente, el SPI significativo, definido como una enfermedad de moderada a grave que ocurre al menos 2 veces/semana, también es común y se observa en el 2,7% de los adultos. Sin embargo, esta cifra no es uniforme en todos los países. Por ejemplo, los estudios coinciden en informar que el SPI es más común en Europa (especialmente Escandinavia) y América del Norte que en Asia.
Por otra parte, la prevalencia informada difiere entre los estudios cuando se incluye un criterio de gravedad. En Australia, los únicos datos epidemiológicos provienen del estudio Raine, en el que el 3,7% de los hombres y el 2,2% de las mujeres cumplen los criterios de diagnóstico de los International Restless Legs Syndrome Study Group Diagnostic Criteria (2003) con síntomas que se presentan ≥5 veces/mes y que implican malestar moderado a severo.
El inicio y la gravedad aumentan con la edad, y la afección es 2 veces más común en las mujeres, aunque los riesgos son equivalentes entre hombres y mujeres nulíparas, lo que indica que el embarazo contribuye significativamente.
La insuficiencia renal que conduce a la diálisis es un factor de riesgo significativo para el SPI, y la presencia del SPI en pacientes en diálisis se asocia con una mayor mortalidad en esta población. Se destaca que, aunque los trasplantes de riñón revierten el SPI en días o semanas, no se ha demostrado que la diálisis mejore significativamente la carga de síntomas.
Puntos clave:• El SPI es un trastorno sensitivomotor común, a veces
angustiante, caracterizado por la necesidad universal de mover las piernas.
•Se debe distinguir de los imitadores que ocurren comúnmente y
que constituyen los diagnósticos diferenciales.
• La deficiencia de hierro en el cerebro podría ser un factor
determinante, ya que las concentraciones séricas se correlacionan poco con las
concentraciones de hierro cerebrales. La reposición de hierro es esencial en el
tratamiento del SPI, dirigida a una ferritina >75 g/l y una saturación de
transferrina >20%.
• El manejo involucra tanto los tratamientos no farmacológicos
como los farmacológicos, como ligandos alfa-2-delta, agonistas de la dopamina
distintos del cornezuelo de centeno, benzodiazepinas, agentes dopaminérgicos y
opioides.
• Los ligandos alfa-2-delta (gabapentina y pregabalina) han
demostrado ser tan eficaces como los agonistas de la dopamina, pero con una
reducción significativa de las tasas de aumento y, a menos que esté
contraindicado, ahora se consideran agentes terapéuticos de primera línea para
el SPI crónico persistente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario