Como seguramente ya conoces, el éxito comercial de los análogos del receptor del GLP1 (aGLP1) ha sido tal en todo el planeta que se ha producido un desabastecimiento en todos los mercados. Cosas de la globalización.
En España, el Ministerio de Sanidad emitió unas recomendaciones para evitar o paliar los problemas de suministro de estos medicamentos que han sido recientemente actualizadas, insistiendo en que Mientras persista el problema de suministro, y ante la posibilidad de no poder iniciar o continuar el tratamiento por ausencia del medicamento en el mercado, se recomienda sustituir el tratamiento por alguno de los medicamentos disponibles del mismo grupo terapéutico (exenatida, liraglutida y semaglutida oral).
El desabastecimiento de los arGLP1 ha sido también motivo de un artículo publicado en The Lancet al que puedes acceder aquí. No vamos a traducirlo, porque ya hay herramientas en Internet que hacen esta función mejor que nosotros, pero vamos a extraer sus principales ideas:
1.- La pérdida de peso lograda con la semaglutida, superior al 10% de referencia fijado en los ensayos clínicos y la llegada de la tirzepatida, con pérdidas superiores, ha extendido el conocimiento de estos medicamentos más allá de los límite biomédicos, generando una gran demanda (incluso fuera de sus indicaciones) que es la causa del desabastecimiento.
2.- Esta situación ha repercutido en la disponibilidad de otros aGLP1 y en la imposibilidad de algunos pacientes de iniciar o continuar el tratamiento para la DM2 o la obesidad.
3.- En muchos países (EE UU, UE, Reino Unido…) los reguladores han primado el uso de la semaglutida en pacientes con DM2, en detrimento de los obesos no diabéticos, lo que supone un trato discriminatorio.
4.- La prevención y el tratamiento de la obesidad no son mutuamente excluyentes. Esta se debe prevenir, si bien ninguna estrategia a nivel poblacional ha reducido la prevalencia de la obesidad en ningún país y no tratarla supone un reto sanitario, económico o ético.
5.- Ante la falta de financiación pública, muchos tratamientos los paga el propio paciente, algo que es inequitativo.
6.- El tratamiento de la obesidad se está sometiendo a estándares distintos a otras enfermedades, al integrar en la ecuación su incapacidad para resolver problemas sociales y ambientales.
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