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La diabetes es una de las principales causas de enfermedad renal crónica. Tanto la diabetes como la enfermedad renal diabética aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Retrasar la progresión de la enfermedad renal crónica y abordar el riesgo de enfermedad cardiovascular son componentes importantes del control de la diabetes.1
La sobreactivación de los receptores mineralocorticoides se ha implicado en enfermedades cardiorrenales. Los antagonistas de los receptores de mineralocorticoides (ARM) esteroideos, como la espironolactona, pueden preservar la función renal, pero se asocian con un mayor riesgo de hiperpotasemia.2,3 La finerenona es un nuevo ARM no esteroideo que se asocia con un menor riesgo de hiperpotasemia que los ARM esteroideos.
La indicación aprobada de la finerenona es retrasar el deterioro progresivo de la función renal en adultos con enfermedad renal crónica (con albuminuria) asociada con diabetes tipo 2 que ya están tomando la dosis máxima tolerada de un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o un bloqueador de los receptores de angiotensina II (BRA).
Dos ensayos controlados aleatorios: FIDELIO-DKD4 y FIGARO-DKD5—comparó finerenona con placebo en adultos con diabetes tipo 2 y enfermedad renal diabética. Los pacientes presentaban albuminuria persistente, moderada o grave y recibían una dosis máxima tolerada de IECA o tratamiento con BRA. Un análisis agrupado preespecificado de los datos de pacientes individuales de estos ensayos (FIDELITY) informó los resultados de 13.026 pacientes en un amplio espectro de enfermedad renal crónica con una mediana de seguimiento de 3 años.6 Los criterios de valoración clave del estudio fueron los resultados renales y cardiovasculares combinados. * El resultado renal compuesto se presentó en 360 (5,5 %) pacientes que recibieron finerenona y 465 (7,1 %) que recibieron placebo (cociente de riesgos instantáneos [CRI] 0,77; intervalo de confianza [IC] 95 %: 0,67–0,88). El resultado cardiovascular compuesto se produjo en 825 (12,7 %) pacientes que recibieron finerenona y 939 (14,4 %) que recibieron placebo (CRI 0,86; IC 95 %: 0,78–0,90)
Alrededor del 14 % de los pacientes recibían un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2) o un agonista del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) al inicio del ensayo.6 Dado que estos fármacos también tienen beneficios renales y cardiovasculares y se utilizan como parte del tratamiento de la nefropatía diabética, se realizaron análisis de subgrupos para explorar el efecto de la finerenona en pacientes con y sin estos fármacos. Estos análisis sugieren que los beneficios renales y cardiovasculares de la finerenona se observan independientemente del uso de inhibidores de SGLT2 o agonistas del receptor de GLP-1;7,8 Sin embargo, se necesitan más estudios para comprender los posibles efectos beneficiosos y perjudiciales de estas combinaciones.
El efecto adverso más frecuente de la finerenona fue la hiperpotasemia, que se produjo en el 14,0% de los pacientes del grupo de finerenona en comparación con el 6,9% del grupo placebo. La hospitalización por hiperpotasemia se produjo en el 0,9% de los pacientes tratados con finerenona y en el 0,2% de los pacientes tratados con placebo, y la interrupción permanente del tratamiento debido a la hiperpotasemia se produjo en el 1,7% y el 0,6% de los pacientes, respectivamente.6 Otros efectos adversos menos frecuentes fueron hipotensión, hiponatremia y disminución inicial de la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe). La frecuencia de ginecomastia fue baja y similar a la del placebo.5
La concentración sérica de potasio y la TFGe deben medirse antes de iniciar el tratamiento con finerenona. Si la concentración sérica de potasio es superior a 5,0 mmol/L, o la TFGe es inferior a 25 ml/min/1,73 m2, no se recomienda iniciar finerenona.
La dosis inicial recomendada de finerenona es de 20 mg por vía oral al día. En personas con una TFGe inferior a 60 ml/min/1,73 m2 pero mayor o igual a 25 mL/min/1.73 m2, la dosis inicial se reduce a 10 mg por vía oral al día.
La concentración sérica de potasio y la TFGe deben repetirse 4 semanas después de iniciar o aumentar la dosis de finerenona. La información del producto proporciona detalles para el ajuste de la dosis en función de la concentración sérica de potasio y la TFGe. Una vez establecido el tratamiento, se debe volver a medir periódicamente la concentración sérica de potasio y suspender la finerenona si la concentración sérica de potasio supera los 5,5 mmol/L.
Debe evitarse el uso concomitante de finerenona con diuréticos ahorradores de potasio. Cuando se usa con trimetoprima, puede ser necesaria la interrupción temporal de finerenona o controlar las concentraciones séricas de potasio.
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