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Conclusiones:
1. El tramadol por su eficacia limitada en dolor agudo o crónico, no mayor que la de los analgésicos no opioides, y por sus múltiples problemas de seguridad, no es un analgésico de primera línea en ningún tipo de dolor.
2. El uso terapéutico de dosis elevadas de tramadol, así como de forma lúdica, genera problemas de dependencia que son difíciles de tratar y llevan consigo numerosos problemas psicosociales.
3. Debemos controlar el elevado consumo de asociaciones, ya que aunque contienen dosis un poco más bajas de tramadol, la dosis total diaria normalmente es más elevada.
4. El uso crónico de tramadol produce tolerancia y aumenta los efectos adversos. Debemos evitar esta cronificación para disminuir los problemas de seguridad.
5. Prestar atención a las reacciones adversas, especialmente la hipoglucemia, el síndrome serotoninérgico, la hiponatremia y los problemas de dependencia.
6. Realizar un adecuado seguimiento a pacientes polimedicados debido al elevado potencial de riesgo, especialmente con fármacos que actúan a nivel de SNC, debiendo realizar una retirada del mismo en pacientes que no se beneficien de su uso.
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