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Los trastornos alimentarios (p. ej., trastorno por atracón, bulimia nerviosa y anorexia nerviosa) son un grupo de afecciones psiquiátricas definidas como una alteración de la alimentación o de las conductas relacionadas con la alimentación que perjudican el funcionamiento físico o psicosocial. Según grandes estudios de cohortes de EE. UU., las prevalencias estimadas de por vida de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón en mujeres adultas son del 1,42 %, 0,46 % y 1,25 %, respectivamente, y son más bajas en los hombres adultos (anorexia nerviosa, 0,12 %; bulimia nerviosa, 0,08%, trastorno por atracón, 0,42%). La prevalencia de los trastornos alimentarios oscila entre el 0,3 % y el 2,3 % en mujeres adolescentes y entre el 0,3 % y el 1,3 % en varones adolescentes. Los trastornos alimentarios se asocian con resultados de salud adversos a corto y largo plazo, incluidos problemas físicos, psicológicos y sociales. Objetivo El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. (US Preventive Services Task Force, USPSTF) encargó una revisión sistemática para evaluar los beneficios y los daños de la detección de trastornos alimentarios en adolescentes y adultos con un índice de masa corporal normal o alto. No se consideró la evidencia limitada a poblaciones con bajo peso o con otros signos o síntomas físicos de trastornos alimentarios. El USPSTF no ha hecho previamente una recomendación sobre este tema. Población Adolescentes y adultos (10 años o más) que no presentan signos ni síntomas de trastornos alimentarios (p. ej., pérdida de peso rápida, aumento de peso o desviación pronunciada de la trayectoria de crecimiento; retraso puberal; bradicardia; oligomenorrea y amenorrea). Evaluación de evidencia El USPSTF concluye que la evidencia es insuficiente para evaluar el balance de beneficios y daños de la detección de trastornos alimentarios en adolescentes y adultos. La evidencia es limitada y no se puede determinar el balance de beneficios y daños. Recomendación El USPSTF concluye que la evidencia actual es insuficiente para evaluar el balance de beneficios y daños de la detección de trastornos alimentarios en adolescentes y adultos.
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