https://www.bmj.com/content/375/bmj-2021-066965.short?rss=1
Abstract
Objetivo Evaluar la asociación entre el tratamiento con opioides recetados a largo plazo dispensados médicamente para el dolor no relacionado con el cáncer y el inicio del uso de drogas inyectables (UDI) entre personas sin antecedentes de uso de sustancias. Diseño Estudio de cohorte retrospectivo. Configuración Fuente de datos administrativos de gran tamaño (que contiene información para aproximadamente 1,7 millones de personas sometidas a pruebas de detección del virus de la hepatitis C o VIH en Columbia Británica, Canadá) con vínculos a bases de datos administrativas de salud, incluidas las dispensaciones de las farmacias comunitarias. Participantes Individuos de 11 a 65 años de edad y sin antecedentes de consumo de sustancias (excepto alcohol) al inicio del estudio. Principales medidas de resultado Los episodios de uso de opioides recetados para el dolor no relacionado con el cáncer se identificaron en función de los medicamentos dispensados entre 2000 y 2015. Los episodios se clasificaron según la duración e intensidad crecientes del uso de opioides (agudo (que dura <90 días del episodio), episódico (que dura ≥ 90 días de episodio; con suministro de fármaco <90 días y / o intensidad de episodio <50%), y crónico (con duración ≥90 días de episodio; con suministro de fármaco ≥90 días y intensidad de episodio ≥50%)). Las personas con un episodio crónico se compararon 1: 1: 1: 1 en las variables socioeconómicas con aquellas con episodios episódicos o agudos y con aquellas que no habían recibido opioides sin experiencia. La iniciación de UDI se identificó mediante un algoritmo administrativo validado con alta especificidad. Los modelos de Cox ponderados por la probabilidad inversa de ponderaciones del tratamiento evaluaron la asociación entre la categoría de uso de opioides (crónico, episódico, agudo, sin tratamiento previo con opioides) y el inicio de la UDI. Resultados Se incluyeron 59 804 participantes (14 951 personas de cada categoría de uso de opioides) en la cohorte emparejada, y se les dio seguimiento durante una mediana de 5,8 años. 1149 participantes iniciaron el uso de drogas inyectables. La probabilidad acumulada de iniciar el uso de UDI a los cinco años fue más alta para los participantes con uso crónico de opioides (4.0%), seguidos por aquellos con uso episódico (1.3%) y uso agudo (0.7%), y aquellos que no habían recibido opioides sin experiencia (0.4%). En el modelo de Cox ponderado por la probabilidad inversa de tratamiento, el riesgo de inicio de la UDI fue 8,4 veces mayor para aquellos con uso crónico de opioides en comparación con aquellos que no habían recibido opioides sin experiencia (intervalo de confianza del 95%: 6,4 a 10,9). En un análisis de sensibilidad limitado a individuos con antecedentes de dolor crónico, el riesgo acumulado para aquellos con uso crónico (3.4% en cinco años) fue menor que los resultados primarios, pero el riesgo relativo no lo fue (razón de riesgo 9.7 (intervalo de confianza del 95% 6,5 a 14,5)). El inicio del uso de UDI fue más frecuente a dosis más altas de opioides y a edades más tempranas. Conclusiones La tasa de iniciación de UDI entre las personas que recibieron tratamiento crónico con opioides recetados para el dolor no relacionado con el cáncer fue poco frecuente en general (3-4% en cinco años) pero aproximadamente ocho veces más alta que entre las personas que nunca habían recibido opioides. Estos hallazgos podrían tener implicaciones para las estrategias para prevenir el inicio del uso de UDI, pero no deben usarse como una razón para apoyar la disminución o interrupción involuntaria del tratamiento con opioides recetados a largo plazo.
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