El consumo de complementos alimenticios está en constante aumento, especialmente los basados en ingredientes derivados de plantas. En Francia, la comercialización está regulada, pero la regulación carece de rigor.
Varios factores contribuyen a una grave confusión entre los complementos alimenticios y los medicamentos, incluida la similitud de formulaciones y envases, declaraciones de propiedades saludables, marcas sugerentes y publicidad dirigida a los consumidores. Los fabricantes de complementos alimenticios están sujetos a muy pocos requisitos de información. El etiquetado debe ajustarse a los requisitos de los productos alimenticios, no a los productos sanitarios. Los fabricantes no están obligados habitualmente a proporcionar un folleto de información para el paciente con contenido definido por una autoridad responsable. Las declaraciones de propiedades saludables presentadas por los fabricantes hacen que estos productos parezcan medicamentos, mientras que escapan a los controles asociados con los medicamentos reales. Las declaraciones de propiedades saludables se verifican a nivel europeo, pero dependiendo de cómo evolucionen las regulaciones de la Unión Europea, existe el peligro de que este requisito desaparezca para las plantas con un uso tradicional reconocido. Existe una lista creciente de efectos adversos, que a veces implican trastornos graves, mientras que el beneficio de tomar complementos alimenticios sigue siendo incierto. Los profesionales de la salud tienen un papel que desempeñar al instar a la precaución y, junto con sus pacientes, a plantear preguntas sobre el beneficio real de estos suplementos, la incertidumbre de sus efectos y sus peligros. Es fundamental informar de cualquier efecto adverso para proteger mejor a los consumidores.
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