El pasado 27 de diciembre comenzó el proceso de vacunación contra la Covid-19 a la población española, gracias a la llegada a nuestro país de las primeras dosis del fármaco desarrollado por Pfizer y BioNTech. Sin embargo, y a pesar de haber demostrado una eficacia de un 95% y sido aprobada por las agencias reguladoras competentes, su rápido desarrollo e implementación está generando inseguridad en una parte de la población española. Para ayudar a resolver las posibles consultas que están llegando estos días a los médicos de atención primaria en los ambulatorios, Univadis España ha elaborado una breve guía con las más frecuentes, y sus respuestas.
¿Cómo se sabe si la vacuna de Pfizer es segura habiéndose desarrollado tan rápido?
Desde la Agencia Española de Vacunología explican que “las vacunas frente a la Covid-19 aprobadas por las agencias reguladoras cumplen las dos características fundamentales que permiten su aplicación a la población: seguridad y eficacia”, y que su rapidez en el desarrollo “no compromete su seguridad”. En este caso, señalan que los avances han sido posibles “gracias a la priorización del esfuerzo y el trabajo conjunto de todos los medios implicados: científicos, administraciones públicas, agencias reguladoras de medicamentos y fabricantes de vacunas”.
No obstante, expertos como José A. Navarro-Alonso, pediatra, y miembro del Comité Editorial de la Asociación Española de Vacunología (AEV) insisten a través de un comunicado que “es importante que tengamos claro lo que significa seguras”, y que “ninguna vacuna ni ningún fármaco están libres de efectos adversos al 100% y es responsabilidad de los sanitarios el ser honestos acerca de ese extremo, de manera que la población mantenga su confianza en la ciencia”.
Para controlar precisamente cualquier efecto adverso que pueda surgir en los próximos meses, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha elaborado un plan de vigilancia en el que se priorizará el análisis de los posibles acontecimientos adversos que sean notificados tanto por los profesionales sanitarios como la ciudadanía y que puedan producirse tras la vacunación.
¿Cuál es ‘la mejor’ de todas? ¿Puedo elegir cuál ponerme?
A pesar de que ya está en circulación la de Pfizer, se espera que en las próximas semanas se autorice también la inmunización con la de Moderna, que ya está aprobada en Estados Unidos, y la de Oxford-AstraZeneca, autorizada en Reino Unido. En principio, la elección de las vacunas quedará a cargo de las autoridades sanitarias, quienes tendrán que determinar qué fármaco es mejor para cada grupo social: “Es fundamental tener varias vacunas, porque puede haber unas específicas o más recomendadas para, por ejemplo, diferentes grupos de edad”, señala en una conferencia por zoom Fernando Moraga-Llop, pediatra y vicepresidente primero de la Asociación Española de Vacunología. El experto destaca que también se elegirán en función de la inmunidad y las condiciones de transporte, más complejas en el caso concreto de la de Pfizer, “que se conserva a -70 ºC”.
¿En qué casos está desaconsejada la vacuna de Pfizer (Comirnaty) y por qué?
En los ensayos clínicos de la vacuna contra la Covid-19 de Pfizer y BioNTech publicados por Canadá, se especifica la necesidad de tener precaución al suministrarla en personas que reciben terapia anticoagulante o en las tienen un trastorno hemorrágico que contraindique la inyección intramuscular, “debido a que en estos pacientes se puede producir sangrado o formación de hematomas”.
Por otro lado, tampoco se aconseja su uso en personas con alergia previa a uno de sus componentes del fármaco, una contraindicación idéntica a la de todas las vacunas. Desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) se señala específicamente el polietilenglicol (macrogol, PEG), que “contenido como excipiente, es un producto que puede dar lugar a reacciones alérgicas”.
Por otro lado, la misma Sociedad subraya la necesidad de “no generalizar” la contraindicación de la vacuna “a todas las personas que han tenido una reacción grave a un alimento o fármaco”.
¿Cuáles son los efectos a largo plazo de la vacuna de Pfizer?
Es probablemente una de las preocupaciones más recurrentes en nuestra sociedad, para la cual actualmente y por desgracia, no existe respuesta. No obstante, no se han visto publicados aún “informes sobre efectos importantes de la vacuna en los últimos meses”, señala Lana Dbeibo, profesora asistente de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, en un artículo para The Conversation quien añade además que “si los hay, creo que ya deberíamos haber comenzado a verlos”. En cualquier caso, la doctora insiste en que esta circunstancia “podría cambiar” y que los científicos “en consecuencia deberán actualizar las recomendaciones”.
¿Va a ser como la de la gripe, que cada año hay que ponérsela?
Aún se desconoce la duración de la inmunidad, aunque el paciente debe saber que esto ocurre con todas las vacunas que se desarrollan: “Cuando salen, no se sabe la duración que tienen”, asegura el pediatra Moraga-Llop, quien pone como ejemplo el caso de la de la hepatitis B: “Con ella ha habido grandes discusiones, y a día de hoy podemos decir que tienen una inmunidad que dura al menos 25-30 años, que es el tiempo que ha pasado desde que se desarrollaran”. En cuanto a las actuales, las de ARNm, “podemos decir que la duración de la inmunidad es de unos tres o cuatro meses, que es el tiempo que llevan los grupos de los ensayos clínicos vacunados”.
¿Existe algún supuesto en el que se pueda desarrollar la enfermedad después de haber sido vacunado?
Tanto la vacuna de Pfizer que está suministrándose actualmente como la de Moderna “no contienen el virus vivo, por lo que no puede desencadenar la enfermedad”, tal y como se señala en un documento emitido por el Ministerio de Sanidad. Sin embargo, esto no impide que el vacunado sí pueda volver a contagiarse y ser transmisor de la enfermedad.
¿Con la vacunación puedo olvidarme de las mascarillas?
Como se ha dicho anteriormente, estas vacunas no impiden la transmisión del virus, por lo que es fundamental continuar con las medidas de prevención generales que todos conocemos (mascarillas, lavado de manos y distancia social). Otras razones son el desconocimiento del tiempo exacto de inmunidad, y que, tal y como apunta el Ministerio de Sanidad, “las vacunas necesitan un tiempo tras su administración para que el organismo desarrolle la protección frente al virus”. El organismo público recuerda además que “ninguna vacuna es 100% eficaz, es decir, que algunas personas pueden no generar una respuesta inmune protectora frente a la enfermedad a pesar de ser vacunadas”.
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