El
dolor articular y muscular forma parte del perfil de efectos adversos
de las gliptinas, inhibidores de la dipeptidil-peptidasa 4 (IDPP-4),
como la sitagliptina, utilizados como fármacos hipoglucemiantes en la
diabetes tipo 2. En 2015, la FDA (U.S. Food and Drug Administration) ya advirtió sobre ello.
En la base de datos del Sistema de Informe de Eventos Adversos de la FDA (FAERS) y en la evidencia consultada, (Crikx_2014, Yokota 2012, Chaicha 2013)
se identificaron casos de dolor articular severo asociado con el uso de
inhibidores de DPP-4, con aparición precoz o tardía tras el inicio del
tratamiento. Después de que los pacientes interrumpieron el tratamiento,
sus síntomas mejoraron, generalmente, en menos de un mes. Algunos de
ellos desarrollaron nuevamente dolor en las articulaciones cuando
reiniciaron el tratamiento con el mismo medicamento u otro inhibidor de
DPP-4.
En 2017, un metaanálisis, Men 2017, (67 ensayos; n=79.110) mostró que:
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Los IDPP-4 se asociaron con un riesgo leve, pero significativo, de artralgia general (RR: 1.13, IC 95%: 1.04-1.22) y un aumento no significativo de riesgo de artralgia grave (RR: 1,44; IC del 95%: 0,83–2,51). Las incidencias de artralgia grave fueron relativamente bajas (0.11 y 0.06%).
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Además, los análisis de subgrupos mostraron que la terapia complementaria/combinada y una mayor duración de la diabetes (> 5 años) fueron posibles factores asociados con el mayor riesgo de artralgia general, que suele corresponder con una diabetes más grave.
Sin embargo, este metaanálisis también cuenta con varias limitaciones:
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La artralgia no se informó como criterio de valoración primario en ninguno de los ECA incluidos.
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No se tuvo información detallada del tiempo exacto de aparición de artralgia o de cualquier otro problema. Por lo tanto, la causalidad no se puede inferir de los datos proporcionados.
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En los estudios no se informó de las características basales de los pacientes relacionadas con los trastornos articulares, ni de los niveles de ácido úrico o de enfermedad autoinmune.
La revista Prescrire (noviembre 2019),
acaba de publicar los resultados de un estudio en el que se mostró que
los pacientes que toman gliptinas están más expuestos a medicamentos
antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y por tanto a sus efectos
adversos, que los pacientes que toman otros hipoglucemiantes para la
diabetes tipo 2.
El estudio identificó, durante el período 2012-2016, a
pacientes que recibieron al menos tres prescripciones en un año de una
gliptina o de uno o más medicamentos hipoglucemiantes de uso común para
la diabetes tipo 2 (hipoglucemiantes orales, insulina glargina, insulina
detemir, exenatida o liraglutida). Posteriormente se identificaron los
pacientes que al año siguiente recibieron al menos una prescripción de
hipoglucemiantes y al menos dos de un AINE o un opioide (como tramadol o
codeína).
En promedio, cada año,
aproximadamente el 30% de los pacientes expuestos a una gliptina también
lo estuvieron al menos a un AINE, frente a aproximadamente el 24,5% de
los pacientes expuestos a un medicamento hipoglucémico diferente. Esta
diferencia fue estadísticamente significativa, incluso cuando se
tuvieron en cuenta la edad y el sexo. Alrededor del 20% de los pacientes
del grupo de gliptina estuvieron expuestos a un analgésico opioide
débil.
Esta observación epidemiológica no
demuestra la existencia de una relación de causa y efecto, pero
constituye una señal que es consistente con los resultados de los
ensayos clínicos que muestran que las gliptinas pueden estar asociadas a
un mayor riesgo de dolor en las articulaciones. Es probable que este
dolor pueda causar suficiente incomodidad para llevar a los pacientes
diabéticos a usar AINE, agregando así sus efectos adversos
(particularmente renales y cardiovasculares) a los de las gliptinas.
Debido a estos efectos adversos y a otros considerados graves, la revista Prescrire recomienda evitar el uso de gliptinas.
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