Los ensayos clínicos tradicionalmente apuntan a mostrar que un nuevo tratamiento es superior al placebo o al tratamiento estándar, es decir, los ensayos de superioridad. Hay un número creciente de ensayos que demuestran que un nuevo tratamiento no es inferior al tratamiento estándar. Las hipótesis, el diseño y la interpretación de los ensayos de no inferioridad son diferentes a los ensayos de superioridad. Los ensayos de no inferioridad están diseñados con la idea de que el nuevo tratamiento ofrece ventajas sobre el tratamiento estándar en ciertos aspectos importantes. El margen no inferior es un margen predeterminado de diferencia entre el tratamiento nuevo y estándar que se considera aceptable o tolerable para que el nuevo tratamiento se considere "similar" o "no peor". Los métodos de diferencia relativa y diferencia absoluta se pueden utilizar para definir el margen no inferior. A menudo se realizan pruebas secuenciales de no inferioridad y superioridad. Los ensayos de no inferioridad pueden ser necesarios en situaciones en las que ya no es ético probar un nuevo tratamiento contra el placebo. Hay supuestos inherentes en los ensayos de no inferioridad que pueden no ser correctos y que no se están probando. Los sucesivos ensayos de no inferioridad pueden introducir tratamientos cada vez menos efectivos, aunque se haya demostrado que estos tratamientos no son inferiores. Además, los ensayos de baja calidad favorecen resultados no inferiores. El análisis por intención de tratar, la forma preferida de analizar ensayos aleatorios, puede favorecer la no inferioridad. Los análisis por intención de tratar y por protocolo deben recomendarse en ensayos de no inferioridad. Los médicos deben ser conscientes de las dificultades de los ensayos de no inferioridad y no aceptar la no inferioridad en su valor nominal.
https://heart.bmj.com/content/early/2019/10/31/heartjnl-2019-315772
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