Un trabajo de investigación encuentra que un tratamiento de
seis semanas con dosis bajas de prednisolona oral mejora sustancialmente el
dolor y disminuye los signos de inflamación en pacientes con osteoartritis
dolorosa de las manos.
La osteoartritis (OA) es una enfermedad común de las
articulaciones que, con mayor frecuencia, afecta a personas de mediana edad a
mayores. Supone una importante carga de enfermedad en forma de dolor de la
mano, discapacidad funcional, fuerza de agarre disminuida y una calidad de vida
reducida. Si bien existen varias opciones terapéuticas para la OA manual para
aliviar los síntomas, la eficacia de estos tratamientos es, en el mejor de los
casos, modesta.
A la OA se la ha denominado comúnmente "desgaste"
de las articulaciones, pero ahora se sabe que la OA es una enfermedad de toda
la articulación, que involucra el cartílago, el revestimiento de las
articulaciones (sinovio), los ligamentos y los huesos. La OA se caracteriza por
la ruptura del cartílago, los cambios óseos de las articulaciones, el deterioro
de los tendones y los ligamentos, y diversos grados de inflamación del
revestimiento de las articulaciones.
Si bien los estudios han demostrado anteriormente que la
inflamación sinovial a menudo está presente en personas con OA de la mano y es
un determinante principal tanto del dolor como de la progresión de la
enfermedad, todavía existe cierta incertidumbre sobre cómo tratar de manera
efectiva esta inflamación. Este ensayo aleatorizado, doble ciego, controlado
con placebo examinó tanto la eficacia como la seguridad para la prednisolona en
dosis bajas a corto plazo utilizada para tratar la OA de la mano.
El ensayo incluyó pacientes con signos de inflamación
sinovial y que cumplían con los criterios del Colegio Americano de Reumatología
para la OA dolorosa en la mano. Los pacientes con cuatro o más ganglios
osteoartríticos que involucran articulaciones interfalángicas, una o más
articulaciones interfalángicas con inflamación de los tejidos blandos o eritema,
y una o más señales de sinovitis de grado dos o más fueron elegibles. Los
criterios clave de exclusión para el ensayo fueron, entre otras, pacientes que
tenían enfermedades reumáticas inflamatorias crónicas, psoriasis y uso de
fármacos inmunomoduladores dentro de los 90 días anteriores al dolor basal.
Los investigadores asignaron al azar a los pacientes
elegibles que tenían evidencia de dolor de dedo en la escala analógica visual,
y a los pacientes que presentaron exacerbación de los síntomas durante el lavado
de antiinflamatorios no esteroideos, para recibir 10mg de prednisolona
diariamente durante seis semanas o un placebo. Esto fue seguido por un periodo
de disminución de prednisolona de dos semanas y luego seis semanas sin
medicamentos. Los resultados se evaluaron a las dos, cuatro, seis, ocho y 14
semanas. El criterio de valoración principal del ensayo fue el dolor de dedo en
escala analógica visual en la sexta semana en el análisis por intención de
tratar. Los puntos finales de imagen para el ensayo incluyeron evidencia de
sinovitis por ultrasonido y por señal Doppler de potencia.
Noventa y dos personas fueron inscritas y completaron la
prueba 84, 42 en cada grupo. En la semana seis, 33 pacientes en el grupo de
prednisolona y 15 en el grupo de placebo cumplieron con los criterios de
respuesta primaria especificados y la prednisolona fue superior al placebo en
la mayoría de los puntos finales clínicos secundarios. Además, la sinovitis por
ultrasonido mejoró significativamente en la semana seis en el grupo de
prednisolona y no hubo diferencias en las ecografías obtenidas por señal
Doppler de potencia. Después de la disminución del medicamento, las diferencias
entre grupos desaparecieron. Los eventos adversos fueron en su mayoría leves
para los pacientes en el estudio, y comparables entre los dos grupos.
Se observaron, por tanto, mejoras sustanciales en el dolor y
la función, superando los efectos de las terapias disponibles actualmente. En
consecuencia, y según los autores del estudio, un ciclo corto de 10mg de
prednisolona podría considerarse una nueva opción de tratamiento para las
personas que padecen artrosis de manos, especialmente aquellas que experimentan
un brote sintomático. Cabe tener en cuenta, por otro lado, que los pacientes
incluidos en el estudio experimentaron vuelta del dolor y signos de inflamación
después de la retirada de los medicamentos, por lo que la cuestión no está
resuelta y son necesarios estudios futuros para investigar la dosis óptima y la
duración del tratamiento. Lo que sí proporciona este ensayo a día de hoy es
evidencia de que la inflamación local es un objetivo adecuado para el
tratamiento farmacológico en la OA manual.
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