En la revista Lancet (Durcan 2019), se ha publicado una revisión sobre el lupus eritematoso sistémico (LES), enfermedad autoinmune caracterizada por la pérdida de autotolerancia y la formación de autoantígenos nucleares y complejos inmunes que dan como resultado la inflamación de múltiples órganos. Su presentación clínica es heterogénea, puede involucrar uno o más órganos, incluidos la piel, los riñones, las articulaciones y el sistema nervioso, y puede evolucionar como enfermedad crónica o recurrente y remitente. Es más común en mujeres y en personas de etnia no blanca. Debido a la multitud de presentaciones, manifestaciones y anomalías serológicas, su diagnóstico puede ser difícil. Los enfoques terapéuticos incluyen predominantemente la inmunomodulación y la inmunosupresión y están dirigidos a la manifestación específica del órgano, con el objetivo de lograr una baja actividad de la enfermedad. A pesar de muchos avances en el tratamiento y mejores diagnósticos, el LES continúa causando una morbilidad sustancial y una mortalidad prematura. Las estrategias de manejo actuales, aunque son útiles, están limitadas por las altas tasas de fracaso y la toxicidad.
Existen múltiples criterios de clasificación para el LES Los más utilizados son los del Colegio Americano de Reumatología (ACR) 1999. Ver tabla de Comparación de los criterios de clasificación del LES (Lancet 2019; 393: 2332–43).
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