martes, 15 de octubre de 2019

(Clinical correlations) La mejor práctica de los suplementos orales de hierro.

El cumplimiento deficiente es la causa principal de respuestas insatisfactorias a la terapia con hierro,  probablemente debido a la dispepsia, el estreñimiento y las heces duras que frecuentemente acompañan a la suplementación con sulfato ferroso. A menudo se prescribe un laxante como el docusato para ayudar con este problema. En ausencia de tales problemas, un médico puede buscar una fuente de sangrado no reconocida, o quizás considerar la presencia de una comorbilidad gastrointestinal que perjudique la absorción de hierro, como la enfermedad celíaca, la infección por H. pylori, la gastritis autoinmune o la insuficiencia pancreática. La historia también debe ser revisada. La cirugía de pérdida de peso bariátrica puede contribuir a la mala absorción de hierro a través de dos procesos fisiológicos distintos: primero, al eludir el duodeno (el sitio primario de absorción intestinal de hierro); segundo, disminuyendo la cantidad de ácido gástrico disponible para servir como agente reductor. Si la malabsorción es realmente el culpable de una respuesta mediocre al hierro oral, se debe iniciar una terapia de suplementación intravenosa. Esta vía de administración evita el sistema entérico defectuoso del paciente y tiene el beneficio adicional de reponer rápidamente las reservas fisiológicas de hierro.
https://www.clinicalcorrelations.org/2019/10/02/oral-supplementation-of-iron-evolving-best-practices/ 

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