Aunque pueda pasar más inadvertida que síntomas como el dolor, el reflujo o las náuseas, un gran número de medicamentos tienen reconocida la depresión como posible efecto adverso en su ficha técnica. Un nuevo estudio realizado en Estados Unidos advierte de este riesgo asociado a la medicalización, y detecta un incremento significativo de la prevalencia de los trastornos del estado de ánimo con la polifarmacia.
Entre los fármacos implicados hay analgésicos, antihipertensivos y anticonceptivos. Según la investigación en 26.192 adultos, el 37,2 por ciento de la población estadounidense tomaría habitualmente un medicamento de este tipo. Entre los que toman tres o más, la prevalencia de depresión alcanzaría al 15 por ciento (frente al 4,7 de los que no toman estos fármacos). Los resultados completos se publicaban la semana pasada en The Journal of the American Medical Association (JAMA).
En monoterapia y combinados
La población adulta estadounidense toma de forma habitual más de doscientos medicamentos que tienen entre sus posibles efectos adversos la depresión y el riesgo de suicidio. De éstos, los más consumidos son los antihipertensivos, los inhibidores de la bomba de protones (IBP), los analgésicos, los anticonceptivos hormonales y los antidepresivos, que paradójicamente son los únicos que en Estados Unidos advierten en sus envases del riesgo de suicidio. Cuando se toman dos o más de estos fármacos, uno de ellos suele ser un betabloqueante o IBP.En España no cabría esperar grandes diferencias epidemiológicas en cuanto al consumo de fármacos, interpretan los expertos españoles consultados por CF. "Teniendo en cuenta la cobertura del sistema sanitario español, no sería de extrañar que la proporción fuera incluso mayor", alerta Rafael Páez, portavoz de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap).
Mecanismo
"Se sabe, desde hace mucho tiempo, que hay enfermedades y algunos medicamentos que pueden relacionarse con la depresión", expone Juan Gibert, catedrático de Farmacología del Departamento de Neurociencias de la Universidad de Cádiz. Con algunas de estas moléculas incluso se habría apuntado el mecanismo, como es el caso de los corticoides, que disminuyen los niveles de serotonina. "Se conocen las relaciones de las hormonas con la bioquímica de la depresión", recuerda, "pero de muchos otros no sabemos el mecanismo exacto".Con respecto a las conclusiones del estudio, Gibert se muestra cauto y recuerda que existen muchas circunstancias, biológicas y psicosociales, que pueden conducir a los trastornos del estado de ánimo. "Si sólo se asocia depresión con polimedicación, sin descartar estos factores, se está cometiendo un grave error".
Evitar el alarmismo
Además habría que evitar crear alarma entre la población, observa José Ángel Alcalá, del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). "Los casos de depresión inducida de forma clara y directa por fármacos no son tan frecuentes como el porcentaje descrito", apunta. Aun así, defiende que se debe consultar al médico los cambios en el estado de ánimo tras iniciar la terapia y, en caso de duda, se debe modificar el tratamiento farmacológico.La frecuencia estimada de estos efectos adversos para medicamentos como omeprazol y enalapril se situaría entre uno de cada 1.000 y uno de cada 10.000, con lo que se considera una reacción adversa rara, abunda el portavoz de Sefap. Páez entiende que es especialmente llamativa la vinculación de antidepresivos con pensamientos suicidas y autolesiones, sobre todo en jóvenes. En la ficha de fluoxetina aparece con una frecuencia de entre uno de cada 100 y uno de cada 1.000 pacientes, "lo que constituye una frecuencia nada despreciable para un efecto tan grave".
En la consulta
El peligro de consumir estos fármacos no se circunscribe únicamente a la aparición del trastorno depresivo en sí, observa el farmacéutico: "Si el médico no es consciente de que puede estar causado por los medicamentos, le puede inducir a la prescripción de un antidepresivo, que puede llevar aparejados nuevos efectos adversos".Desde su experiencia en la consulta de Primaria, Alcalá señala que "el enfermo depresivo, en numerosas ocasiones reconoce que desde que toma un determinado medicamento se nota peor de ánimo y cuando lo deja de tomar mejora. Otras veces no lo identifica claramente hasta que consulta". En este sentido, apunta que el fármaco que con mayor frecuencia ha visto asociado a depresión es el interferón para la hepatitis C.
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