La historia clínica electrónica (HCE) ha sido y está siendo un gran
apoyo para la calidad del trabajo clínico. Supongo que no hay que
insistir demasiado en ello, ya que los avances que ha aportado la HCE
eran impensables no hace demasiado tiempo, como, por ejemplo: haber
dejado atrás la tradicional mala letra de los médicos, el impulso a la
prescripción electrónica, la centralización de los bancos de datos, la
disponibilidad de información clínica en red, la integración de imágenes
diagnósticas, la posibilidad de planear consultas no presenciales, y un
largo etcétera. El éxito está siendo tan grande que ahora este
vehículo, la HCE, está siendo reclamado para que sirva de transporte
para todo tipo de requerimientos: controles de calidad, objetivos del
contrato, datos de los códigos específicos, de las guías de práctica
clínica o incluso de ciertas pautas que deben cumplirse. A pesar de los
avances, muchos pensamos que se ha alcanzado un punto de inflexión en el
que la demanda de tiempo médico que hace el ordenador está empezando a
ir en contra de la calidad del trabajo clínico.
http://gestionclinicavarela.blogspot.com.es/2018/01/abducidos-por-la-pantalla.html?spref=tw
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