La gabapentina y la prebabalina son análogos del ácido el ácido gamma
aminobutírico (GABA) si bien no poseen afinidad por este receptor, su
mecanismo de acción se debe a que se unen a una subunidad especial de
los canales de calcio dependientes del voltaje del SNC lo que les
confiere sus efectos anticonvulsivantes; son fármacos antiepilépticos.
El primero en comercializarse fue la gabapentina para el tratamiento
combinado de la epilepsia, si bien su utilización se fue derivando en
otras indicaciones como el tratamiento del dolor neuropático (indicación
aprobada posteriormente), la profilaxis de migraña, el trastorno
bipolar y otro tipo de dolores. Ya en 2001 los datos de un estudio en
EEUU indicaban que gabapentina era el fármaco con mayor uso off-label.
Diez años más tarde al finalizar la patente de gabapentina se
comercializa pregabalina.
Pasados los años, hace unos días sale publicado en JAMA un artículo con un análisis de consumo
en el que aparece que gabapentina y pregabalina son muy consumidos (4%
de la población en EEUU), con frecuencia fuera de indicaciones y a
menudo combinada con opiáceos, benzodiazepinas y psicotropos, con los
que interacciona y aumentan mutuamente sus efectos adversos. En la etapa
de epidemia de opioides en dolor crónico no oncológico también parece haberse extendido la prescripción de estos fármacos.
https://farmacoskm0.wordpress.com/2018/01/27/la-tendencia-de-utilizacion-de-gabapentinoides-y-sus-riesgos/
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