Los resultados de los estudios sobre la posible asociación entre el uso
de antidepresivos ISRS durante la gestación y el aumento del riesgo de
trastornos del espectro autista en la descendencia han sido
contradictorios. En un estudio danés publicado en 2013 no se halló un
aumento significativo del riesgo (NEJM 2013;369:2406-15),
mientras que en otro posterior canadiense el uso de ISRS durante el
segundo o tercer trimestre de la gestación se asoció a un aumento del
riesgo (JAMA Pediatr 2016;170:117-124).
Tres nuevos estudios sugieren que el uso de antidepresivos durante la
gestación no da lugar a autismo en los hijos. Sin embargo, la salud
mental materna podría ser un factor.
En un metanálisis de seis estudios de casos y controles con 117.737
pacientes se observó que el uso de antidepresivos durante la gestación
se asocia a un incremento del riesgo de autismo en la descendencia. Sin
embargo, el uso materno de antidepresivos antes de la concepción parece
estar más consistentmente asociado al autismo que durante cada
trimestre, y los investigadores consideran que la enfermedad
psiquiátrica materna en tratamiento antes de la gestación —más que el
uso de antidepresivos durante la gestación— podría tener un papel
importante en el riesgo de autismo (JAMA Pediatr 2017; 17 de abril).
Un análisis de las historias clínicas de unos 36.000 nacidos en Canadá
sugieren un aumento de la incidencia de trastorno del espectro autista
en niños expuestos a un ISRS o un IRSNA durante la gestación. Sin
embargo, la asociación no era significativa después de ajustar por
numerosas covariables (JAMA 2017;317:1544-52).
Los resultados de otro estudio sobre 1,6 millones de niños nacidos en
Suecia mostraron que, tras ajustar por factores de confusión, la
exposición a antidepresivos durante el primer trimestre se asocia a un
pequeño incremento del riesgo de parto prematuro, pero no aumenta el
riesgo de trastornos del espectro autista ni de trastorno por déficit de
atención/hiperactividad (JAMA 2017;317:1553-1562).
La falta de una relación causal directa entre el uso materno de
antidepresivos y el riesgo de autismo es tranquilizadora. Según el
editorial acompañante, distinguir entre los efectos de la depresión
materna en el feto y la predisposición genética común a los trastornos
del desarrollo neurológico sería el paso siguiente (JAMA 2017;317:1533-34).
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