Ricketts EJ, O’Connell Francischetto E, Wallace LM, et al.
BMC Fam Pract. 2016 Mar 22; 17: 33.
Chlamydia
trachomatis sigue siendo un importante problema de salud pública. En el
presente trabajo, se aplicó una intervención compleja en el ámbito de
Atención Primaria consistente en talleres prácticos, póster, avisos
electrónicos y pruebas de feedback para aumentar la cobertura del
cribado rutinario de clamidia en chicas menores de 25 años. Se
realizaron entrevistas personales y telefónicas a 29 profesionales,
analizadas por temas para examinar: 1) la coherencia (si los
participantes entendían el propósito de la intervención); 2) la
participación cognitiva (compromiso e implementación de la
intervención); 3) acción colectiva (el trabajo llevado a cabo para
avanzar con la intervención); 4) monitorización reflexiva (evaluación
del impacto de la intervención).
Los resultados mostraron coherencia, ya que todos los entrevistados, incluyendo recepcionistas, comprendieron que el propósito de la formación fue hacerles conscientes del valor del cribado de clamidia y cómo extenderlo en el ámbito de Atención Primaria. El entrenamiento fue descrito por casi todos los profesionales como de alta calidad y responsable de crear la compresión compartida entre todos los encuestados sobre cómo realizar el cribado rutinario. La participación cognitiva se demostró mayoritariamente a través del compromiso de los trabajadores de reunirse tras el entrenamiento para discutir la implementación, que confirmó el papel de cada uno y el uso de los materiales. Sin embargo, varios participantes todavía no se veían preparados para tratar la clamidia en las consultas o describieron la salud sexual como poco prioritaria.
La acción colectiva para dirigir la intervención incluyó el uso de avisos electrónicos para recordar al personal el ofrecimiento a las pacientes, el registro del feedback y la designación de un responsable. La confirmación de que las muestras eran recogidas no se consiguió en la mayoría de los centros. La monitorización reflexiva mostró una opinión positiva de los pacientes y de otros trabajadores sobre el valor del cribado y el aumento de las tasas de cribado ayudó a mantener la actividad.
Los resultados mostraron coherencia, ya que todos los entrevistados, incluyendo recepcionistas, comprendieron que el propósito de la formación fue hacerles conscientes del valor del cribado de clamidia y cómo extenderlo en el ámbito de Atención Primaria. El entrenamiento fue descrito por casi todos los profesionales como de alta calidad y responsable de crear la compresión compartida entre todos los encuestados sobre cómo realizar el cribado rutinario. La participación cognitiva se demostró mayoritariamente a través del compromiso de los trabajadores de reunirse tras el entrenamiento para discutir la implementación, que confirmó el papel de cada uno y el uso de los materiales. Sin embargo, varios participantes todavía no se veían preparados para tratar la clamidia en las consultas o describieron la salud sexual como poco prioritaria.
La acción colectiva para dirigir la intervención incluyó el uso de avisos electrónicos para recordar al personal el ofrecimiento a las pacientes, el registro del feedback y la designación de un responsable. La confirmación de que las muestras eran recogidas no se consiguió en la mayoría de los centros. La monitorización reflexiva mostró una opinión positiva de los pacientes y de otros trabajadores sobre el valor del cribado y el aumento de las tasas de cribado ayudó a mantener la actividad.
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