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Los seres humanos tal vez están diseñados evolutivamente para volverse profundamente adictos al azúcar, ya que no solo proporciona energía, sino que también ayuda a almacenar grasas, lo que ayuda a sobrevivir durante la inanición. Además, los azúcares (glucosa y fructosa) estimulan el factor de bienestar, ya que desencadenan la secreción de serotonina y dopamina en el cerebro, asociada con la sensación de recompensa, elevando el estado de ánimo en general. Sin embargo, cuando se consume en exceso, contribuye al desequilibrio energético, el aumento de peso y la obesidad, lo que conduce a la aparición de un trastorno metabólico complejo, generalmente conocido como diabetes. La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una de las formas más prevalentes de diabetes y afecta a casi todos los grupos de edad. La DM2 se diagnostica clínicamente con un signo cardinal de hiperglucemia crónica (exceso de azúcar en la sangre). La hiperglucemia crónica, junto con las disfunciones de las células β pancreáticas, la resistencia a la insulina y la inflamación inmunitaria, exacerban aún más la patología de la DM2. La DM2 no controlada, un importante problema de salud pública, también contribuye significativamente a la aparición y progresión de varias enfermedades micro y macrovasculares, como la retinopatía diabética, la nefropatía, la neuropatía, la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares, incluido el cáncer. La presente revisión analiza la epidemiología, los factores causales, la fisiopatología y las comorbilidades asociadas, incluidas las terapias existentes y emergentes relacionadas con la DM2. También proporciona una hoja de ruta futura para el descubrimiento de fármacos alternativos para el tratamiento de la DM2.

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