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jueves, 25 de julio de 2024

AMF SEMFYC. Enfermedad cerebrovascular.


https://www.amf-semfyc.com/es/

El término enfermedad cerebrovascular (ECV) se refiere a la alteración del flujo sanguíneo cerebral, ya sea debido a isquemia o hemorragia, sintomática o asintomática. Los resultados de esta interrupción varían considerablemente. Desde una recuperación casi completa en ataques isquémicos transitorios hasta la muerte inminente, encontramos una amplia gama de déficits neurológicos intermedios y variables, dependiendo de factores como la localización de la lesión primaria, las conexiones sinápticas entre áreas preexistentes y la capacidad de recuperación del individuo. Además, cabe señalar que el daño acumulativo silente asintomático asociado con la enfermedad cerebrovascular puede ser la causa subyacente de deterioro cognitivo y demencia vascular.

La importancia de esta enfermedad es innegable debido a su impacto significativo en la mortalidad. En el primer semestre de 2023, el ictus se posicionó como la segunda causa de muerte en España, después de la enfermedad isquémica del corazón, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)1. Además, el ictus ocupa el primer lugar como la principal causa de discapacidad, según la Encuesta de 2020 sobre discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia2. La prevalencia estimada de ictus en España en el año 2006 fue del 6,4% en la población de 70 años o más, con diferencias significativas en función del sexo (7,3% en hombres y 5,6% en mujeres)3 y del territorio (8,7% en zonas urbanas y 3,8% en rurales) sensiblemente inferior al 9,2% europeo. También la incidencia europea es superior a la española, un 191,9 por 100.000 personas-año4 en cifras europeas respecto a 187,4 casos por cada 100.000 habitantes en nuestro medio, lo que supone un total de 71.780 nuevos casos considerando la población española de 18 años o más a 1 de enero de 2018 (38.308.693 personas)5. La reducción en las tasas de accidentes cerebrovasculares (ACV) recurrentes y accidentes isquémicos transitorios (AIT) en los últimos años se atribuye a la mejora de las estrategias de prevención6.

Debido a las desigualdades en salud entre comunidades autónomas, en 2022 la comunidad autónoma donde se vive es un factor de riesgo de mortalidad por ictus de más peso que la distancia a la unidad de ictus más cercana7.

Excepto el intervencionismo endovascular hospitalario, el resto de las actuaciones para prevención y tratamiento de la ECV pertenecen al ámbito de Atención Primaria (AP). La prevención primaria, sobre todo de la hipertensión arterial (HTA) y la fibrilación auricular (FA), así como la detección y el código ictus, la atención postalta, la rehabilitación, la prevención secundaria y terciaria, y la atención domiciliaria son claves para disminuir la morbimortalidad, y forman parte de nuestra atención habitual8.

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