Es ampliamente conocido que muchas de las exploraciones radiológicas
que se realizan se podrían evitar. Existen múltiples razones que así lo
aconsejan: exceso de irradiación, aumento del gasto sanitario, pérdida
de tiempo para el paciente, consultas repetidas para los resultados y
crear falsas expectativas en el paciente sobre la etiología de su
dolencia.
Por otra parte, la labor del médico exige un cuidadoso método en el que
las opciones diagnósticas se van «afinando» a medida que se avanza en
la anamnesis y exploración física, y solo se deberían solicitar pruebas
complementarias que hagan variar la actitud diagnóstica o terapéutica.
Echar mano de pruebas que no nos ayudarán en dicho proceso menoscaba la
profesionalidad, y pone mayor énfasis en las pruebas complementarias que
en la labor puramente clínica.
Uno de los factores que más lo favorecen es la supuesta cobertura
legal, pero es dudoso que no realizar pruebas innecesarias lleve a nadie
a una situación comprometida si las cosas se han hecho con exigencia
como profesionales. Otro factor es la elevada tecnificación que ha
sufrido la medicina en los últimos años, y que está facilitando que los
aspectos clínicos sean vistos por pacientes y médicos como secundarios,
cuando deberían ser los primordiales. Otros factores son la exigencia
que en ocasiones ejercen los pacientes para que se les realicen pruebas
complementarias, así como la falta de tiempo que dedicar en las
consultas a los enfermos.
http://amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=1489
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