viernes, 15 de octubre de 2021

GC Varela. Más evidencia de la efectividad de las intervenciones enfermeras.

 Permítanme el inicio un poco irónico, pero cuando hablamos de dotaciones enfermeras y resultados de salud en pacientes no puedo evitar tener esta mirada. La evidencia generada en los últimos 30 años tendría que ser más que suficiente para que se sistematizara la evaluación del impacto de las intervenciones enfermeras, se regulase cómo deben ser las dotaciones de los hospitales y se invirtiera en la oferta pública de formación enfermera. Linda H. Aiken, directora fundadora del Center for Health Outcomes and Policy Research de la Universidad de Pennsylvania, fue pionera en este campo y es una de las autoras que más ha contribuido a generar una parte importante de esta evidencia. 

Para garantizar la equidad a los pacientes atendidos en el sistema de salud es necesario que las dotaciones de los hospitales sean homogéneas, además de ser adecuadas. Posiblemente, la única forma de hacerlo es legislando sobre el número de pacientes a los que puede cuidar una enfermera en las unidades de hospitalización. En el año 2016, en Queensland  (Australia) se reguló en 27 hospitales públicos que las enfermeras podían tener a su cargo cuatro pacientes en los turnos de día y siete  pacientes en los turnos de noche. Tal como pone de manifiesto Aiken en un artículo reciente publicado en The Lancet, este cambio en la dotación supuso una reducción del 11% de la mortalidad en estos 27 hospitales públicos respecto a los hospitales que no regularon el número de pacientes por enfermera. 

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