martes, 3 de julio de 2018

Medicina en la cabecera. Cuidados inversos.

El médico llega pronto al centro de salud. Es una costumbre heredada de la disciplina militar que ha vivido en su casa. Se presenta a una administrativa que tiene sujeto entre el hombro y la oreja un teléfono. Dice su nombre y apellidos y ve como toma nota en un papel y entre dos frases apresuradas, le indica con la cabeza el pasillo que conduce a la cocina y el estar. Él está acostumbrado, ha conocido en ese verano ya varias cocinas, y se prepara para la ronda de presentaciones, en el mejor de los casos, saludos corteses y un sinfín de nombres que será incapaz de retener, y en el peor, miradas breves y gestos hoscos que ya ha aprendido a ignorar. Al final todas estas cosas se aprender rápido.


En esta ocasión hay café caliente y una mujer entrada en años, vestida con un uniforme color Guantánamo, con un desparpajo y una verborrea capaz de generar por sí solos un ambiente hogareño en esa cocina despersonalizada, que poniéndole delante una vaso de cristal y metiendo una jarra de leche en el microondas, le da pocas opciones a negarse al redesayuno, pero le arranca la primera sonrisa de gratitud del día. El es un tipo alegre y optimista, pero ese deambular de un sitio a otro, esas presentaciones con sorpresa final, y esa angustia de la consulta desconocida sin duda le están pasando factura.
Sigue leyendo ... http://medicinaenlacabecera.blogspot.com/2018/

No hay comentarios:

Publicar un comentario