Un año más los Reyes Magos nos han dejado la tradicional epidemia de gripe que amenaza con hacer saltar las costuras de nuestro sistema sanitario. Una epidemia tan previsible como prevenible que pone sobre la mesa la necesidad de evaluar la efectividad de la campaña de vacunación y responder a algunas preguntas. A botepronto, se nos ocurren éstas: ¿Qué cobertura vacunal se logra con dicha campaña? ¿sobran o faltan vacunas? ¿se logra una cobertura apropiada en los grupos de riesgo? ¿se hace una promoción suficiente de la campaña? ¿es coste-efectiva la vacunación de gripe? ¿es asumible hacerla con los medios actuales? ¿deberían reforzarse la plantilla para hacer un trabajo que es extraordinario? aunque estamos seguros que hay muchas más flotando en el aire y, pese a procurar estar al tanto de todo y de nada en las redes sociales, no hemos encontrado respuestas. Si tú las tienes, puedes darnos luz a través de los comentarios…
Tampoco hemos encontrado en los medios de comunicación quien se haga o responda a estas preguntas. Están ocupados enseñándonos hospitales colapsados, hablándonos de la necesidad de contar con dos hospitales completos o glosando el último récord de transplantes. Y todo ello es cierto. Pero también lo es que la atención primaria hace años que se ahoga en el lodo de la indiferencia: la de la población, que ve en ella un medio y no un fin en sí misma y no digamos, la de los responsables de este desaguisado, que observan los estertores del primer nivel asistencial sin pestañear.
Unos y otros parecen ignorar que es muy probable que cuando este muro de contención caiga, lo haga el resto del sistema sanitario público. Aunque, mal pensado, a lo peor se trata de eso. De nada sirve ver lo que está pasando en el Reino Unido y no digamos lo que está por venir en los Estados Unidos de Trump.
El colapso del sistema
sanitario cada año, por las mismas causas y en las mismas fechas, pone
en solfa la capacidad, no ya de los gestores o de las personas que nos
representan, sino la nuestra propia, como profesionales
y ciudadanos, para mantener uno de los pilares básicos de nuestra
Sociedad. Pero no queremos repetir lo dicho, más y mejor, por Sergio Minué en su blog en la serie -de obligada lectura- denominada El desguace de la Atención Primaria cuyo colofón es la siguiente frase: Si
existe alguna solución no va a llegar del cielo, sino que habrá que
construirla y defenderla por los que aún creen que otra Atención
primaria, la que de verdad es clave para un sistema sanitario, es
posible.
Nosotros ya dijimos hace años que sí, que es posible, en un post en el que citábamos al propio Sergio y en el que criticábamos el progresivo abandono de la faceta más preventivista
y salubrista de una atención primaria desdibujada y desenfocada que no
genera titulares, no abre telediarios y, por supuesto, no da votos.
Hoy sabemos que faltan
365 días para el próximo colapso hospitalario: el que ocasionará la
gripe de 2018. Para entonces, todos los profesionales de tu centro de de
salud llevarán un año más ahogados en el lodo de la
indiferencia. Lo dejamos aquí escrito, como un mensaje premonitorio, a
sabiendas de lo poco que parece importar su contenido…
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