lunes, 7 de noviembre de 2016

Medicina Clínica. (Med Clin) Fiabilidad de los ensayos clínicos.

La talidomida fue un fármaco comercializado entre los años 1957 y 1963 para el tratamiento de las náuseas durante los 3 primeros meses del embarazo. Su uso se asoció con importantes efectos teratogénicos, especialmente focomelia, y fue retirado del mercado. España fue uno de los últimos países en suspender su comercialización.
Hasta ese momento no existía una regulación de la autorización de medicamentos que exigiera demostrar una relación beneficio-riesgo aceptable con base en los resultados de estudios adecuadamente diseñados. A partir del desastre de la talidomida, los gobiernos de los países occidentales comenzaron a exigir la realización de ensayos clínicos aleatorizados y controlados para obtener una evidencia de calidad aceptable como requisito para tomar decisiones regulatorias con más criterio de lo que se venía haciendo hasta entonces.
Se puede decir que los estándares de calidad en la realización de ensayos clínicos fueron aumentando hasta los años 80. De ahí en adelante, se han ido sucediendo una serie de prácticas y giros en la política de autorización de medicamentos que tienen relación con una relajación de los requerimientos de diseño de los ensayos y la aceleración de la entrada de nuevos fármacos al mercado, en detrimento, en ocasiones, de la seguridad de los pacientes.
Pero antes de abordar estas cuestiones hay que saber que la falsificación de resultados es un problema real y mucho más habitual de lo que pueda parecer. Por poner algún ejemplo, un jefe de un Servicio de Anestesiología de un hospital de EE. UU. inventó 21 estudios que nunca existieron sobre celecoxib1, con la presunta intención de promocionar el uso de este medicamento. Este fenómeno afecta incluso a revistas médicas de alto prestigio y factor de impacto. En los últimos años, The Lancet ha retractado al menos 3 artículos tras descubrirse que los ensayos publicados eran parcial o totalmente falsos 2, 3 and 4. Un anestesista japonés, Yoshitaka Fujii, inventó los datos de al menos 172 estudios, de los cuales 126 eran ensayos clínicos5. En un estudio sobre los 742 artículos retractados en las revistas médicas de habla inglesa entre 2000 y 2010, se comprobó que la falsificación de datos era un motivo importante y de preocupación creciente6.

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