lunes, 21 de noviembre de 2016

BMJ. Incidencia de neumonía adquirida en la comunidad antes y después de la prescripción de inhibidores de la bomba de protones.

El uso de los inhibidores de la bomba de protones (IBP) es un tratamiento eficaz y el más ampliamente prescrito para el abordaje de los trastornos gastrointestinales relacionados con el ácido.
Su utilización se ha visto envuelta de cierto grado de controversia dada la existencia de datos que relacionan este tipo de tratamientos con distintas condiciones de salud adversas. Entre estas destaca el posible aumento en el riesgo de neumonía, que se justifica bajo la hipótesis de que la alteración de la acidez del estómago podría estar relacionada con un sobrecrecimiento bacteriano y mejores oportunidades de colonización de los microorganismos. Pero si bien los meta-análisis de ensayos controlados aleatorios han demostrado que el uso de IBP puede aumentar el riesgo de neumonía nosocomial en pacientes críticamente enfermos, en el contexto de la neumonía adquirida en la comunidad esta relación se ha mostrado inconsistente. Estos estudios han sido criticados por la falta de control de factores de confusión no medios (tales como las características y las comorbilidades de los pacientes) y presencia de posibles sesgos (como el de confusión por indicación) que podrían poner en cuestión el significado de las asociaciones halladas.
Un nuevo estudio observacional, trató de examinar de nuevo el riesgo de neumonía adquirida en la comunidad antes y después de la prescripción de inhibidores de la bomba de protones (IBP) pero poniendo especial atención en un diseño que permitiera evaluar si los factores de confusión no medidos en otras ocasiones podrían explicar esta asociación. El trabajo se llevó a cabo partiendo de la información disponible en el “Clinical Practice Research Datalink”, una gran base de datos electrónica de los registros de atención primaria del Reino Unido que ha sido ampliamente utilizada y validada para labores de investigación. Con estos datos se realizaron estudios de cohorte y de series de casos de control individual (donde el mismo paciente es el que ejerce de control). Se examinaron casos de 160.000 nuevos usuarios de IBP que fueron emparejados con sujetos control no expuestos con características similares. Los principales factores de confusión potenciales tenidos en cuenta fueron: el consumo de tabaco, el consumo de alcohol, el número de visitas al médico generalista en el año antes de la prescripción de IBP, situación de inmunosupresión (tratamiento de quimioterapia, alta dosis de tratamiento sistémico, recepción de fármacos inmunosupresores, haberse sometido a un trasplante de órgano sólido con medicamento anti-rechazo, o diagnóstico de la infección por el VIH), y distintas comorbilidades categorizadas en el base de la puntuación del índice de Charlson.
Efectivamente, los resultados hallaron un exceso estadísticamente significativo de neumonía entre los pacientes expuestos a IBP, pero en opinión de los autores esto se explica por un aumento del riesgo subyacente de neumonía en estos pacientes, con anterioridad a la prescripción de IBP, en el que participarían factores como características propias del paciente, presencia de comorbilidades, y el grado de gravedad de la enfermedad de reflujo gastroesofágico que llevó al tratamiento con IBP. De hecho, después de realizar ajustes en base a los factores de confusión analizados la tasa relativa de neumonía adquirida en la comunidad se observó incluso menor después del inicio del tratamiento IBP.
Los autores concluyen que estos resultados indican que no existe una evidencia fuerte para apoyar la asociación entre el uso de los IBP y un aumento en el riesgo de neumonía adquirida en la comunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario