jueves, 24 de noviembre de 2016

3CLICS. Bloqueadores beta en el infarto, mejor al principio que al final


Según este estudio de cohortes, en los pacientes con infarto de miocardio (IAM) sin insuficiencia cardíaca, el tratamiento precoz con bloqueadores beta (BB) reduce la mortalidad los primeros 30 días. En cambio, el tratamiento prolongado, más allá del primer año, no muestra reducciones de la mortalidad a los 5 años. Estos resultados sugieren que el beneficio de estos fármacos podría disminuir a lo largo del tiempo.

El tratamiento con bloqueadores β (BB) en la cardiopatía isquémica está ampliamente recomendado. Sin embargo, la mayor parte de los estudios que demostraron sus beneficios se llevaron a cabo en la época previa a la terapia de reperfusión miocárdica, que ha mejorado mucho el pronóstico de esta patología. De hecho, los metanálisis más recientes no han podido demostrar reducciones de mortalidad con estos fármacos tras la aparición de las técnicas de reperfusión miocárdica. Todo ello, ha motivado divergencias en el grado de recomendación de las últimas guías de práctica clínica publicadas en Europa y Estados Unidos.

En este estudio de cohortes se seleccionaron consecutivamente 2.679 pacientes atendidos en 223 centros de Francia durante el mes de octubre de 2005, sin antecedentes de insuficiencia cardíaca y que habían presentado un IAM. Se realizó un seguimiento prospectivo de los pacientes y se analizó la asociación existente entre el tratamiento precoz con BB (<48h después del ingreso) y la mortalidad a los 30 días, entre el tratamiento con BB en la alta y la mortalidad al cabo de un año y entre el uso de BB durante el primer año y la mortalidad a los 5 años. Los datos sobre la adherencia al tratamiento se obtuvieron de la información facilitada por los propios pacientes, aunque en muchos casos se confirmó con las copias de las prescripciones médicas. Las pérdidas de seguimiento fueron de 0.3% al cabo de un año y del 4.1% al cabo de 5 años.

Los BB se indicaron de forma precoz en el 77% de los pacientes (2050/2679) y se prescribieron al alta hospitalaria en un 80% (1783/2217). Al cabo de un año el 89% de los pacientes (1230/1383) seguía tomando el tratamiento.

La mortalidad total a los 30 días post-IAM fue menor en los pacientes que tomaron BB precozmente (2.3% vs 8.6%, Hazard Ratio ajustada, HRA 0.46, IC 95% 0.26-0.82). En cuanto a la mortalidad total al cabo de un año, fue menor entre los pacientes a los que se había pautado BB en la alta y los que no pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa (3.4% vs 7.8%, HRA 0.77, cuarenta y seis después de las doce-1:30). Tampoco se encontraron una asociación entre la mortalidad total a los 5 años y el uso de BB durante el primer año (HRA 01:19, 0.65-1.28) ni entre la variable compuesta de mortalidad y eventos cardiovasculares (IAM e ictus) y la persistencia de tratamiento con BB durante el primer año (10.9% vs 13.7%, HRA 01:02, 0.62-1.09). Contrariamente a esto, los pacientes que seguían tomando estatinas al año de seguimiento sí presentaron una reducción de la mortalidad. Los análisis de subgrupos de pacientes no modificaron estos resultados.

En resumen, en los pacientes con IAM y sin insuficiencia cardíaca, el tratamiento precoz con BB se asoció a una reducción sustancial de la mortalidad a los 30 días. En cambio, el tratamiento al alta hospitalaria no redujo la mortalidad al cabo de un año y el abandono del tratamiento a lo largo del primer año tampoco se asoció a un incremento en el riesgo de muerte a los 5 años. Estos resultados sugieren un descenso progresivo del beneficio del tratamiento con BB a lo largo del tiempo.

Habrá que estar atentos a la publicación de nuevas evidencias y recomendaciones de las guías al respecto. Mientras tanto, debemos seguir insistiendo en la importancia del tratamiento BB en el IAM, especialmente en sus fases iniciales.

Puymirat E, Riant E, Aissoui N, Soria A, Ducrocq G, Coste P et al. ? blockers and mortality after myocardial infarction in patients without heart failure: multicentre prospective cohort study. BMJ. 2016; 354 (i4801) link

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