http://www.nogracias.eu/2016/09/29/la-guerra-de-las-estatinas-se-recrudece-sin-mas-transparencia-todos-perdemos/
Ayer se publicó un texto en The Conversation
haciendo un balance de la llamada “guerra de las estatinas”. La esencia
del debate es, recordamos: ¿tienen las estatinas más riesgos que
beneficios cuando se utilizan ampliamente en la población general
como recomiendan algunas guías?
La polémica comenzó cuando en el año
2013 el British Medical Journal publicó dos artículos afirmando que los
efectos secundarios de las estatinas eran mucho más altos que los señalados por los ensayos clínicos.
A principios de 2014, Rory Collins,
profesor de medicina y epidemiología de la Universidad de Oxford y un
líder en la investigación con estatinas, devolvió el golpe. Describió
los dos artículos del BMJ como engañosos al señalar ambos sin matices
que los efectos secundarios de las estatinas ocurrían en el 18-20% of
las personas -un dato de un estudio observacional y, por tanto, con bajo
grado de evidencia- y exigió su retirada.
El BMJ solicitó que una comisión independiente evaluara
si este error era suficientemente importante como para retirar los dos
artículos; la comisión concluyó que simplemente había que matizar la afirmación y que las dudas sobre los efectos secundarios de las estatinas eran razonables.
La virulencia del ataque contra el BMJ fue interpretada por muchos (aquí el Editorial de NoGracias firmado por Juan Gérvas)
como un intento de debilitar a la revista científica que con más
valentía se está enfrentando al sesgo sistemático que los intereses
comerciales están introduciendo en la ciencia biomédica y la práctica
clínica.
Este mes, The Lancet ha publicado
una revisión sobre los efectos secundarios de las estatinas firmada por
Rory Collins que pretende ser definitiva y que ha recrudecido la
llamada “guerra de las estatinas”. Entre sus conclusiones un ataque al
BMJ (algo inédito en publicaciones científicas):
“Es, por lo tanto, preocupante que
las exageraciones sobre las tasas de efectos secundarios de las
estatinas puedan ser responsables de su infrautilización entre los
individuos con mayor riesgo de eventos cardiovasculares. En efecto,
mientras que los casos de miopatía y los síntomas musculares son raros y
se resuelven rápidamente cuando se interrumpe el tratamiento, las
isquemias coronarias o los accidentes cerebrovasculares que pueden
ocurrir si el tratamiento con estatinas se detiene innecesariamente,
pueden ser devastadores”
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