lunes, 9 de noviembre de 2015

Uso de antibióticos orales antes de la terapia con isotretinoína en pacientes con acné. DICAF.

Journal of the American Academy of Dermatology2015; DOI: 10.1016/j.jaad.2015.09.046
Un estudio concluye que los médicos que tratan el acné severo prolongan en exceso los tratamientos antibióticos ineficaces antes de prescribir la terapia necesaria más potente con isotretinoína.
El acné inflamatorio/noduloquístico se produce principalmente por la reacción inmune del cuerpo a los proprionibacterium, microorganismos responsables de la afectación, con aproximadamente un 4% de los pacientes que llegan a experimentar síntomas severos. El uso de antibióticos sistémicos puede ser muy eficaz, está ampliamente difundido en estos casos como tratamiento de primera elección, y es común cambiar de agente antibiótico cuando no existe mejora significativa con la opción inicial. Pero según muestra el informe elaborado desde el departamento dermatología del NYU Langone, en Nueva York, EE.UU, existe una tendencia a prolongar la opción antibiótica mucho más allá de lo que marcan las guías clínicas en las que se establece que tras un periodo de periodo de 2-3 meses con cada uno de los antibióticos probados, con un máximo de 6 meses en total, si no existen resultados favorables la opción terapéutica adecuada es iniciar terapia con isotretinoína.
El análisis del equipo de investigación incluyó una revisión detallada de 137 historias clínicas de casos graves de esta enfermedad dérmica recogidos entre los años 2005 y 2014, que fueron tratados con antibióticos durante al menos 30 días y a los que finalmente les fue prescrita isotretinoína como tratamiento definitivo. Los resultados obtenidos indican que el tratamiento antibiótico inicial llegó con mucha frecuencia hasta los 11 meses antes de que el médico reconociera el fracaso de la intervención y cambiara el tratamiento del paciente a isotretinoína. Además se observó un retraso promedio de casi seis meses desde el momento en el que tratamiento final fue mencionado por primera vez por su médico hasta que los pacientes comenzaron a tomarlo. Entre las múltiples causas de estos retrasos, los investigadores identificaron como una de éstas, los estrictos controles que existen sobre la isotretinoína, con efectos secundarios conocidos entre los que se incluyen malformaciones del feto en caso de embarazo, depresión, y otros efectos secundarios potencialmente graves. Los investigadores admiten que este riesgo de efectos secundarios es real, pero que los protocolos que se han establecido para limitar los riesgos, entre los que se incluye la existencia de un registro obligatorio de estas recetas para médicos y farmacéuticos y la realización de pruebas mensuales de embarazo en las pacientes en edad fértil, deben permitir una adecuada gestión de la prescripción.
Los autores del trabajo estiman los plazos de antibioterapia observados como exageradamente prolongados, más cuando se intenta confluir de forma general hacia un uso más responsable de los antibióticos. En su opinión es necesario llegar a un mejor equilibrio entre el uso de antibióticos que pueden suponer una buena opción curativa en muchos casos y el acceso rápido a la isotretinoína en los pacientes para los que los antibióticos no han funcionado.

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