La gestión enfermera de la demanda tiene por objetivo dar respuesta,
dentro del ámbito de la profesión enfermera, a personas que acuden a un
centro sanitario con un problema de salud que necesita atención
preferente. Esta actuación clínica hay que diferenciarla del triage
enfermero de los servicios de urgencia, donde se ofrece: recepción,
acogida y clasificación del problema planteado, sin ninguna actividad
clínica adicional.
En 2005, el Centro de Salud de Can Bou en Castelldefels, gestionado por
CASAP (un consorcio público ICS - Ayuntamiento) puso en marcha una
experiencia pionera de gestión enfermera de la demanda y por ello
preparó una "Guía de intervenciones enfermeras" con la siguiente
clasificación de grupos:
- Problemas de salud en los que la protocolización permite que las enfermeras sean las que finalizan el proceso clínico y, por tanto, ellas mismas son las responsables de la recepción de los enfermos y de la resolución de los problemas de salud.
- Problemas de posible intervención de urgencia en los que las enfermeras son autónomas sólo en la primera parte del algoritmo. Después hay un punto del protocolo donde interviene el médico.
- Problemas de salud que precisan una valoración inicial de gravedad por parte de la enfermera, previa a la intervención del médico.
En el siguiente artículo firmado por un equipo de CASAP se puede ver la
tabla de signos y síntomas de acuerdo con los tres grupos de demanda
previstos. Con posterioridad los grupos 2 y 3 se fusionaron. Para
personas interesadas se puede consultar una guía en pdf (CASAP 2012) más completa y actualizada.
Un año después de este proyecto, ICS desarrolló uno de características similares, con 16 protocolos de adultos y 7 de pediátricos, y lo introdujo en la dirección por objetivos de las enfermeras de atención primaria.
Nuestro modelo de atención primaria, que tiene tantas virtudes, presenta un desequilibrio en cuanto a la distribución de funciones profesionales. Me refiero a que es demasiado médico-dependiente. No en vano las estadísticas de la OCDE dicen que España, con un ratio de 1,4 enfermeras por cada médico, está muy por debajo de la media de los países industrializados (2,8), o de los países más avanzados como Reino Unido (3,6) o Canadá (4,4).
Atención Primaria 2008;40(8):387-91
Un año después de este proyecto, ICS desarrolló uno de características similares, con 16 protocolos de adultos y 7 de pediátricos, y lo introdujo en la dirección por objetivos de las enfermeras de atención primaria.
Evaluación
Un ensayo clínico (FIS - Iglesias 2013) hecho en varias áreas básicas de
salud catalanas ha demostrado que estos programas tienen una resolución
del 86% con un nivel de satisfacción de los usuarios comparable al de
las visitas resueltas por los médicos. Varios estudios ingleses hechos
en el mismo sentido dan resultados similares al de este FIS, aunque
añaden que la gestión enfermera de la demanda aporta más educación
sanitaria (Rashid 2010) y, lógicamente, es más barata que la hecha por
los médicos (Hollinghurst 2006).
Alba Brugués, enfermera y adjunta a Dirección de CASAP, e Iris Lumillo,
enfermera especialista en enfermería familiar y comunitaria, explican en
el vídeo el proyecto de gestión enfermera de la demanda que han
pilotado desde su centro y nos hacen una valoración de los resultados
obtenidos:
DiscusiónNuestro modelo de atención primaria, que tiene tantas virtudes, presenta un desequilibrio en cuanto a la distribución de funciones profesionales. Me refiero a que es demasiado médico-dependiente. No en vano las estadísticas de la OCDE dicen que España, con un ratio de 1,4 enfermeras por cada médico, está muy por debajo de la media de los países industrializados (2,8), o de los países más avanzados como Reino Unido (3,6) o Canadá (4,4).
Por lo tanto, tener una oferta más proporcionada de enfermeras es un
signo de mayor equilibrio profesional del modelo. Los equipos de
atención primaria de los dos países mencionados se caracterizan porque
las funciones del médico están más preservadas. Se procura que los
administrativos se hagan cargo de todas las cuestiones administrativas,
que las enfermeras sean el máximo de resolutivas de acuerdo con sus
funciones y capacidades, y que cuando un enfermo tenga acceso al médico
de familia lo haga porque se ha considerado que la actuación clínica del
médico será oportuna.
El modelo de gestión enfermera de la demanda, que Alba Brugués e Iris
Lumillo presentan en este post, fomenta el trabajo en equipo, implica a
los administrativos en los circuitos más clínicos, es resolutivo,
reduce esperas y es más eficiente. A ver, pues, si no nos distraemos y
somos capaces de extenderlo sin complejos ni corporativismos mal
entendidos.
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